sábado, 4 de septiembre de 2010

La guerra sobre la disciplina fiscal



Palabras como responsabilidad económica tienen una gran conexión con otras como depresión económica o abultado déficit fiscal, base para la guerra abierta entre las dos tendencias económicas/políticas actuales.

Estamos en un momento crítico de la economía mundial, con unos países que empiezan a recuperarse pero con miedo a una recaída inminente, con el problema de abultados déficits y deudas públicas, que son también parte del problema inicial.

¿Debemos ajustarnos a disminuir los déficits en contra de crear estímulos que sigan empujando a la economía hasta que pueda ir por si sola? ¿O debemos seguir estimulando el sistema y dejar la disciplina fiscal para más tarde?

Creo que el problema ha sido aplicar un mal keynesianismo de base. EL gasto que no repercute en una mejora indirecta del sistema sino en un simple gasto que genera unas rentas de forma muy temporal no es una política positiva si, por debajo, no estamos realmente estimulando la economía.

Empujar la bici de tu hijo no es estimularle para que aprenda a montar, lo cual no quiere decir que no debas esforzarte, de otras maneras.

De nuevo, la izquierda ha perdido la batalla porque no ha sabido jugar sus cartas, y esto pasará factura en mucho tiempo. Si antes dominaba en neoliberalismo, y se creía que la cosa iba a cambiar, nada más lejos. Los gobiernos no han escuchado muchas de las propuestas de académicos, y han ido por lo fácil. EEUU, España y Japón, por ejemplo, dieron casi la misma cantidad, en torno a 400 euros a principios de la crisis, para potenciar la economía, tres países que ahora están en el punto de mira de los países más avanzados.

Así que sí, yo creo que hay que seguir aplicando estímulos. No estamos como para seguir estancados. Pero si eso significa seguir haciendo lo que estamos haciendo, entonces mejor no hacer nada.

La disciplina fiscal es lo óptimo en condiciones normales, pero esto no lo es. Aplicar fuertes restricciones no pueden hacer más que fastidiar aun más la economía europea. Pero todos seguimos mirando a Alemania, con un panorama muy diferente al nuestro, con una clara tendencia exportadora de la que carecemos. Y seguimos haciendo caso a los especuladores y agencias de rating, los mismos que hace dos años criticábamos a muerte por meternos en este lío.

1 comentario:

  1. Creo que has dado en la diana. En épocas de “Vacas Gordas” la inversión pública ha sido muy grande, pero bastante mal dirigida.
    Cuando la cosa empeoro, surgió la gran idea del “Plan E”, o plan Zapatero. No sé qué obras s se han hecho con él, yo he visto multitud de ellas totalmente inútiles, la mayoría eran cambios de bordillos que no aportaban nada, ni utilidad ni productividad.
    Es increíble que con las inversiones realizadas en los últimos años infraestructuras que son importantes para la economía se hayan quedado obsoletas. Por ejemplo el puerto de Barcelona esta ahogado con una red ferroviaria antigua que no le permite mover las mercancías que necesitaría.
    He llamado a muchas de estas inversiones “Déficit estúpido”, son aquellas inversiones que no generan más calidad de vida ni productividad. El más peligroso es aquel que no solo dilapida la inversión, sino que requiere de una inversión continúa para mantenerse, como pueden ser los varios aeropuertos aparecidos en los últimos años con una media de 5 a 20 vuelos al día.
    Creo que con el nivel de las últimas inversiones publica realizadas, lo mejor es que se dejen de hacer algunas de ellas. La verdad es que no hemos sabido gestionar la abundancia, ahora toca intentar gestionar la miseria.
    Resumiendo, creo que la inversión pública tendría que estar centrada en hacer a los ciudadanos más felices, o al país más competitivo. A veces no son compatibles las unas con las otras, pero eso ya es otro tema…
    Saludos.

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