martes, 31 de agosto de 2010

El mercado laboral y los costes de despido



Llevamos mucho tiempo escuchando la coletilla de aquellos que intentan meternos en la cabeza la idea de que bajan los costes de despido (es decir, facilitándolos) se contrata a más gente.

Obviando que el éxito de dichas teorías se reflejan más que nada en el papel, y bajo supuestos de competencia demasiado perfecta para ser real, cada vez son más voces las que intentan desacreditar dicha idea.

En particular, si el coste de despido se lo sumamos al coste del trabajador, entendiendo que dicho coste es su productividad/salario, entonces dicho coste de despido es un detrimento de los beneficios, un coste en función de los trabajadores. SI hacemos la inversa, los trabajadores dependen del coste de despido.

Pero en la vida real el salario no es, ni muchísimo menos, la productividad. Es decir, que de cada trabajador el empresario obtiene un beneficio (y no sólo unos ingresos). Eso quiere decir que el beneficio depende directamente del número de trabajadores (y sus costes, salario y otros costes juntos). Teniendo en cuenta que el beneficio de cada trabajador está por encima de su productividad, y, honestamente, por encima de su coste, cada trabajador ofrece un beneficio a la empresa.

Es decir, el coste de despido, al igual que otros costes, puede minorizar el beneficio pero, por lo menos yo, me da igual si voy a ganar 10 o sólo 5. Si gano algo contratando lo voy a hacer, es decir, los costes de despido no disminuyen el número de trabajadores.

Esto podría reventar la ley de Say, de que toda oferta crea su demanda. Contratemos a todos los trabajadores, hagamos toda la oferta y la demanda se creará sola. Eso no tiene sentido.

Si las empresas no contratan es, de hecho, por que no hay demanda. No tiene nada que ver con sus costes, sino con el hecho de que el producto a realizar no se iría a vender.

Así que, como siempre, bajar el coste de despido sólo perjudica al trabajador y beneficia a la empresa. Bajo el amparo de un contexto internacional más liberal, aguantamos cualquier cambio como si fuera natural, el único avance posible.

Y entonces recordamos como nos decía nuestra madre: “Y si todos se tiran por el puente, ¿Tu también?

lunes, 30 de agosto de 2010

El sector de las telecomunicaciones. ¿Competencia perfecta?



Telefónica arremete en el sector de las telecomunicaciones con el deseo de cambiar el sistema de las tarifas planas por un sistema en el que paguen más los que más usen. Fíjense que la frase “paguen más los que más usen” no es enteramente equivalente a “paguen menos los que menos usen”. ¿Paguen más que qué? ¿Respecto a un servicio catastrófico comparado con otros países avanzados? Yo creo que no.

Telefónica no puede hacer lo que quiera porque, afrontémoslo, el sector no es de competencia perfecta, y no podemos pensar que el resto de las empresas vayan a intentar comerse a bocaos a la grande. Seguirán su mismo patrón, pero como hasta ahora, precios ligeramente más baratos. ¿Para qué ganar menos si puedes ganar más?

El sistema no se puede establecer en un dominio por parte de una empresa, porque le viene grande. Las telecomunicaciones ya no es un sector que ofrece un servicio, es un sistema entero por el cual se realizan actividades económicas y sociales como tales, es un sistema por el que se realizan servicios.

Es decir, es un sector que debe ser vigilado para mantener la neutralidad y la igualdad entre todos. La imposición no puede ser una opción y si lo es, lo que tendremos es una dictadura, no política, pero si, en gran parte, social.

Edito a 31/agosto. Yoigo ya se ha establecido del lado de Telefónica. Como decía ayer mismo, las demas compañias, más temprano o más tarde, acatarán la decisión de Tlefónica. Esto no es competencia perfecto. Es un oligopolio con un clarisimo lider de mercado. ¿Alguien lo duda?

Casualidad determinista

Leyendo a Krugman acabo de enterarme de que ambos nos metimos en esto por lo mismo, y que ambos fuimos inspirados por la misma idea para dedicarnos al estudio económico, la Trilogía de la Fundación, de Isaac Asimov:

En esta entrada dice:
Asimov, and specifically the Foundation trilogy, was my great inspiration; I became an economist because I wanted to be a psychohistorian, saving civilization through the mathematics of human behavior.

Asimov, y más específicamente la trilogía de la fundación, fue my gran inspiración; Yo me convertí en economista porque quería ser como aquellos psicohistorios, salvando a la civilización a través de las matemáticas del comportamiento humano.

No es nada excesivamente remarcable, pero sí curioso, y estoy seguro de que no seremos los únicos.
Antes de leer a Asimov yo quería ser físico (por el estudio de la naturaleza física) , pero leyendolo me di cuenta de que las ciencias sociales tienen un nivel de importancia esencial hoy día, y cada vez más. El hecho de estudiar el comportamiento de los sistemas sociales para mejorar la evolución de los mismos fue lo que por primera vez me hizo buscar información sobre la naturaleza más realista de la psicohistoria, atravesando la estadística y llegando a la economía.

Nuevas y viejas soluciones para la economía nipona



El problema de Japón es el siguiente: Teniendo un consumo muy estancado y poco proclive al gasto, y un sector inversor relativamente pequeño, su crecimiento deriva en gran parte de las exportaciones realizadas al exterior. Su crecimiento deriva de su mejor competitividad y especialización productiva que le ayuda a la hora de venderse en el exterior.

Aun así, en lo que llevamos de año, casi todo el crecimiento ha derivado de estas ventas hacia el país de China, con lo que podemos decir que si crece es por este último, lo cual no es nada nuevo.



Con el consumo totalmente caído, se llegua a la deflación, que aun estanca más la situación y agrava el problema de las exportaciones. Si el dinero no se mueve como debería, la base monetaria (la cantidad de dinero real que hay en una economía) no puede convertirse en la oferta monetaria (cantidad de dinero total de una economía) necesaria para potenciar el crecimiento económico y la inflación, y con la deflación, la cantidad total de dinero no hace sino aumentar su valor, lo cual hace apreciar el Yen, y dificultar sus opciones exportadoras.

La apreciación del Yen es otro de los problemas de Japón, que no ha descubierto aun ningún otro sector en el que apoyarse y por tanto sus políticas se hacen a la medida de su problema, en concreto, la medida de aumentar los prestamos a los bancos.

Con esto se quiere aumentar la oferta monetaria, y que al haber más dinero en circulación, no sólo circule más, sino que frene el proceso deflacionista, creando unas expectativas de inflación que además hagan tender al tipo de cambio a depreciarse.

Pero esto es como meterle sangre a un muerto, sino existen mecanismo adicionales, no sirve de nada. Se necesita un desfribilador. Las expectativas juegan un gran papel, pero no podemos basarnos en ellas, porque lo que hay que ver es si las empresas nacionales se lo creen y comienzan a invertir de verdad.

domingo, 29 de agosto de 2010

Derechos de propiedad intelectual y crecimiento económico



Joseph Shumpeter revolucionó la ciencia económica con una principal y sencilla idea que se alejaba de los convencionales modelos clásicos de la época, que incidía en la forma en que la producción y el progreso evolucionaban a través de la propia iniciativa empresarial.

El ciclo económico se basa en el ahorro de recursos para la generación de ideas, ideas que finalmente acaban incidiendo en una mejora del sistema productivo, lo cual daría ventaja a la empresa innovadora. Más tarde, el resto de los competidores asimilarían la nueva idea en sus propios procesos productivos, es decir, le imitarán, y finalmente la empresa inicial no seguirá siendo al líder, y la mejora repercutirá por entero en el sistema económico, beneficiando a los consumidores.

Hay tres ideas principales que se pueden sacar:

  1. El ahorro se basa en las perspectivas de una mejora en los beneficios futuros. Es decir, nadie va a querer ser líder en innovación si no va a sacar beneficio de ello. Si sacara las mismas ganancias “creando” que imitando, le sería mucho más fácil imitar.

    1. Esto ha sido recientemente puesto en duda, ya que las innovaciones cada vez son más complejas, con lo cual también son más difíciles de asimilar, y en otros casos hay tantas posibilidades abiertas que no existe sólo la posibilidad de innovar o imitar, sino también entrar en una “guerra” de innovaciones, como la (ya pasada) guerra entre el Blue-Ray y el HD-DVD.



  2. Los demás tenderán a imitar el proceso, y por tanto a igualar sus condiciones económicas. Lo cual quiere decir que el liderazgo no es eterno. En este aspecto hay dos posibilidades, o se alarga de forma legal (mediante las patentes que otorguen derechos de propiedad) o se realiza un proceso continuo en la innovación mediante los beneficios conseguidos con el liderazgo.

  3. Toda innovación acaba beneficiando a la sociedad. Mientras el liderazgo sea de una sola empresa, esta actuará como un monopolio y por tanto los precios serán más caros, pero en cuanto la competencia se haga con el poder del mercado, los precios tenderán a caer.


Así que la pregunta es: ¿Cuánto queremos que se alargue el tiempo de liderazgo? ¿Cuánto tiempo deben durar las patentes?

Si duran mucho esto creará más incentivos a las empresas para innovar, ya que cada vez más los procesos son más largos o más costosos.

Si duran poco la competencia será más dura y los beneficios redundarán más rápidamente en el colectivo, avanzando conjuntamente más rápido.

Otro trade-off del que se sale optando por el punto medio.

sábado, 28 de agosto de 2010

El futuro económico



Hoy leía a través de Microsiervos sobre la capsula creada en 1.939 con un mensaje para dentro de 5.000 años, no sólo con los objetos más representantes de la época, sino una colección de cartas de los hombres más grandes del tiempo.

En concreto hay una carta de Einstein, y más concretamente un pequeño párrafo, que quiero compartir aquí:
No obstante, la producción y distribución de bienes se halla por completo desorganizada, de manera que la mayoría ha de vivir temerosa ante la posibilidad de verse eliminada del ciclo económico, y sufrir así la falta de lo necesario.

However, the production and distribution of commodities is entirely unorganized so that everybody must live in fear of being eliminated from the economic cycle, in this way suffering for the want of everything.

Es difícil saber como será el mundo dentro de 5.000 años. Hay estudios que dicen que ya no estaremos, o que, si queremos estar, deberemos salir de este planeta. Pero lo cierto es que no hay que irnos tan lejos. ¿Cómo será el sistema económico dentro de 100, 500 o 1.000 años?
Es un periodo relativamente cercano, o al menos plausible de ser imaginado, cosa que no vamos a hacer aquí, sin embargo, ¿Es posible un cambio significativo?

La verdad es que cuesta imaginarse un sistema fuera de los limites de lo existente, ya que en realidad podemos dividir cualquier forma de organización en dos partes: Libre o conjunta, y mantener una espectro de infinitas posibilidades con la mezcla de las dos. Pero más allá del comunismo/capitalismo hay poco que podamos hacer.

En la actualidad existe una gran animadversión hacía todo sistema comunista. Es razonable echar la vista atrás y ver las experiencias recientes, Rusia y China son los ejemplo más claros por el despegue económico acontecido una vez que se abrieron sus puertas (Rusia mucho menos que China, todo hay que decirlo).

Y sin embargo Einstein tiene razón en una cosa, y es que en muchos casos seguimos viviendo en una sociedad donde muchas personas viven con miedo a perderlo todo y salirse de la economía. Es muy difícil volver a entrar y la marginación hace estragos.

No es difícil pensar que, a medida que nuestra economía nos permita vivir mejor con menos esfuerzo, parte de esa mejora se utilice en minorizar dicho miedo, en crear sociedades más socialistas. O quizás no, quizás nos encontremos un futuro ciberpunk con megacorporaciones en posiciones gubernamentales y una economía sumergida y marginada mucho más potente que la actual. Creo que está claro que los balances van a existir siempre, pero también hay diferentes épocas que realicen el zig-zag ideológico.
Actualmente estamos viviendo una integración política a nivel mundial casi sin darnos cuenta, y todavía no hemos decidido si seguir para adelante o echar marcha atrás.

viernes, 27 de agosto de 2010

La paradoja del ahorro




La paradoja del ahorro incide directamente con las teorías de la deflación y las economías depresivas. Popularizada por Keynes sobre una idea aparecida incluso en La Fabula de las Abejas de Bernard Mandeville (dicen, no lo he leído), y vuelta a la actualidad por economistas como Krugman.

No es el primer tipo de estas paradojas que aparecen en la lógica económica, y aunque es algo difícil de ver desde otra perspectiva no es del todo imposible.

Si p, entonces no p. Si aumenta el ahorro, entonces baja el ahorro.

Como decía, otra paradoja similar por la curva de Laffer: Si subo impuestos, entonces bajan los impuestos. Tambien, si aumento en gasto en subvenciones, entonces gano más por ingresos en impuestos derivados (esta se ha demostrado bastante falsa, en su versión más directa).

¿Como funciona la paradoja?

Supongamos que la gente no quiere consumir. ¿Por qué? Precios demasiado altos (por una burbuja que le cuesta ajustar sus precios), expectativas de precios menores en el futuro, falta de liquidez, gran cantidad de deudas, etc. (noten que todas se asemejan bastante con las causas y consecuencias de las crisis económicas por la vía de la demanda, como la actual).

Si la gente no quiere consumir, ahorra, por lo que la parte de la demanda agregada del consumo se reduce. Claro, que como aumenta mucho el ahorro debe aumentar también la inversión. Son lo mismo (o casi, claro), y por tanto, si aumenta la oferta de capitales lo único que pasará es que bajará el tipo de interés para que la inversión sea la misma. Todo el dinero que no se ha consumido se tendría que invertir, y por tanto la demanda agregada quedará inalterada.

Pero esto se trueca cuando los tipos de interés ya no se pueden ajustar, ya no pueden bajar más, porque están muy próximos a cero y tienen un límite físico de bajada (nunca veras tipos de interés negativos).

El ahorro aumenta, pero no la inversión, lo cual hace bajar la demanda agregada, la producción y por tanto las rentas. Si bajan las rentas baja la posibilidad de ahorrar, y por tanto baja el ahorro. He aquí la paradoja.

En condiciones de equilibrio no se da, pero en situaciones de depresión la inversión no puede rellenar el vacío que ha causado esa falta de gasto en la economía. Esto enlaza con el ciclo depresivo y, al bajar el consumo, la deflación.

Y alguien puede preguntarse: Bien, pero si yo meto un dinero en el banco estoy seguro de que ahí no se queda, el banco hace algo con el y por tanto se invertirá.

En cierto modo es verdad pero la diferencia radica en donde se invierta, si es inversión real, que genera producción o no lo es. En situaciones de crisis, los ahorros se invierten en valores seguros, que generan poca producción o dependen poco de la actividad económica más inmediata. Si el dinero lo inviertes en oro aumentará tu patrimonio y eventualmente tu capital, pero no estarás produciendo nada y por tanto, a la economía le es indiferente.

Lo que se duda por tanto, y aquí está la base de la paradoja, es de la efectividad del ahorro para generar producción en un entorno depresivo.

jueves, 26 de agosto de 2010

Análisis económico del segundo trimestre de 2010


Hoy se han publicado los datos correspondientes a la evolución económica del segundo trimestre español (Abril, Mayo y Junio), además de matizar los datos correspondientes a 2008 y 2009 con pequeñas variaciones.


Vamos a echar un vistazo rápido a esta evolución a través de sus correspondientes gráficos, recuerden que pinchando en ellos se ven mucho mejor. Los datos provienen del INE, y los gráficos son de elaboración propia.




  • PIB a precios de mercado.


Antes de dirigirnos a ver las tasas de variación interanual de cada variable, debemos ver la portada, lo que fundamenta el tratar de explicar el porqué estamos aquí o allá, la producción realizada en cada trimestre.




Podemos ver el ritmo de crecimiento mermado nada más entrar en 2008, el bajón pronunciado, la crisis, tocando fondo a finales de 2009 y una pequeña recuperación en los dos trimestres siguientes, ya entrados en 2010 (en terminos absolutos).
La recuperación sigue un ritmo lento, comparativamente mucho más lento que el del descenso. Estamos abocados al semiestancamiento, con crecimientos en torno al 0-1% que no impulsarán el ciclo virtuoso del sistema (más producción, más renta, más demanda, más producción), hasta que este se reestructure por completo, encuentre las áreas por las que quiere desarrollarse y el empleo no sea una variable que lastre, y no ayude, a la generación de crecimiento.


En particular, este último trimestre ha aumentado un 0,2% con respecto al 1º trimestre de 2010, y ha disminuido un 0,1% con respecto al mismo dato de 2009.




  • Demanda interna y externa.


Una vez que desagregamos la producción en las diferentes demandas, podemos clasificarlas en una primera visión más global, entre la demanda interna y la demanda externa, fundamentada por las exportaciones e importaciones realizadas.




Una vez entrada la crisis el sector exterior apoyaba positivamente el crecimiento español, y el factor clave son las importaciones. El hecho de depender mucho del exterior hace que gran parte de nuestra demanda tenga que ser satisfecha por el exterior. Una vez en recesión, la demanda pegó un bajón tal que las importaciones tendieron a bajar más que nuestras exportaciones. Una vez iniciada la senda de la recuperación (y por tanto una mejora en la situación de la demanda), de nuevo tendemos a incrementar nuestras importaciones, y a minorizar el efecto externo. Podemos esperar por tanto, que para los siguientes trimestres, las importaciones vuelvan a su estado natural, en donde su crecimiento supera al de las exportaciones, lastrando de nuevo nuestro crecimiento. La explicación: Nuestra competitividad, mucho más baja que en otros países, como la siempre nombrada Alemania.




  • Consumo.


El consumo y la inversión son los dos grandes motores de nuestra economía, su evolución determinará, por tanto, la del conjunto.




El consumo es un síntoma de recuperación económica en tanto en cuanto la gente comienza a ser menos ahorradora por el “qué vendrá” y retoma un consumo previo a la crisis. Es muy discutible qué sería lo necesario en estos momentos, si un aumento del ahorro para ir minorizando la deuda privada que tenemos, o un aumento del consumo para ir potenciando la economía. Sea como sea, este último cuatrimestre hemos tenido el primer dato positivo de crecimiento, lo cual indica que la gran victoria que estaba teniendo el ahorro se está viendo mermada poco a poco, posiblemente por unas perspectivas futuras más positivas que las que hasta ahora estábamos teniendo.


La tendencia no es nueva, claro, ya desde mediados de 2009 el consumo comenzó a tener una mejoría continua. La señal más positiva sería el hecho de que esta tendencia alcista no se ha visto reducida, o estancada, sino que ha entrado en terreno positivo con fuerza (un 2% en el consumo privado).


En cuanto al consumo de la administración pública, vemos un gran descenso en el crecimiento desde comienzos de 2009 que ha acabado por mantenerse estático. Las nuevas perspectivas de bajar el déficit para contrarrestar las fuerzas que estaban impulsando la prima de riesgo (y por tanto los intereses de la deuda) hacia máximos históricos deben hacerse notar cada vez más. La fuerza que el gobierno utiliza para impulsar la economía se ha visto apagada. ¿Llega en buena hora o es demasiado pronto? El problema es básicamente que la economía sigue estando medianamente estancada, y el empleo no repunta de forma destacada, sin embargo el problema no es tanto del consumo privado, sino de la inversión. Si el efecto que tiene el gasto público es escaso, es mejor acabarlo cuanto antes, y en este caso, mal que nos pese, el gobierno ha fallado, pues varios de sus planes no han tenido mucho impacto más allá del directo, no ha fundamentado el crecimiento a medio plazo, y por tanto lo más destacable es el endeudamiento, que se ha hecho insoportable.




  • Inversión.


La fuerza inversora por parte de las empresas parte de dos factores clave, las perspectivas de crecimiento (nadie quiere invertir si no va a poder vender su producción), y la financiación necesaria (ya que la gran mayoría de las empresas no pueden financiarse a si mismas).




En épocas de estancamiento las inversiones se van a valores seguros, no se pide dinero prestado y lo poco que tenemos lo mandamos hacia refugios económicos como son el oro o la deuda pública. Esto ha hecho criticar los planes del gobierno que, lejos de potenciar la economía sólo ha ido atrayendo flujos financieros que no han podido acabar en las manos privadas. El argumento se queda muy corto, pues eran muy pocas manos privadas las que podrían querer invertir en tiempos difíciles (sólo el estado busca objetivos contraciclicos y no la rentabilidad), y no podemos olvidar que gran parte de la crisis sigue fundamentada por el problema bancario, tan temeroso de la situación como las propias empresas.
Llegamos al segundo trimestre de 2010, el crecimiento en los bienes de equipo vemos que es el más singular, con caídos en torno al 30% y alcanzando el 8,7%. Esta inversión es la que está asociada más directamente con la capacidad productiva. El gasto realizado para producir mañana. Muy parejo al consumo, de nuevo las perspectivas siguen mejorando y con ello el sector privado comienza a desarrollar las nuevas fuentes de producción.
El problema viene cuando nos topamos con otro gran grueso de la inversión, segundo detonante de la crisis, el sector de la construcción. Como vemos se mantiene desde finales de 2008 en un decrecimiento continuo en torno al 11%. Las perspectivas de demanda futuras son nulas, el stock de viviendas sigue siendo muy amplio y no se ve ni un solo atisbo de mejora.


Como decíamos al principio, la economía está estancada porque, a pesar de que se nota la mejoría básica de la economía, nos falta definir el camino por el cual España va a seguir creciendo. El sector de la construcción está caput, la burbuja sigue desinflándose poco a poco, y es el momento de encontrar otro sector al que dar la mano, y si son varios mejor, para que no nos siga pasando lo que todos sabíamos que debía ocurrir. En este aspecto, poco puede hacer el gobierno, el BCE o nosotros mismos. Es lo que hemos hecho ya lo que define una línea horizontal que lastra toda evolución positiva.




  • Producción por sectores.


Atendiendo a la desagregación de la producción en una pequeña subdivisión de sectores económicos, podemos ver la evolución de forma diferenciada.




En general vemos la tendencia positiva tanto en la energía, la industria y los servicios. Aumentos tímidos, pero alejados de los descensos tan marcados que protagonizaron 2009.
Sólo dos sectores se quedan atrás, la agricultura, con un escaso papel en el conjunto, y la construcción, que como decíamos sigue estancado y sin perspectivas de mejora.


El futuro de la industria y los servicios definirán la senda que recojamos en la segunda mitad de año, y si bien es plausible una ligera desaceleración por varios motivos en el tercer trimestre, es muy difícil que cambie la tendencia autoinducida del sector privado.




  • Entonces... ¿Cómo está el país?


Cada uno podrá sacar unas conclusiones diferentes, según el lado por el que queramos ver los datos. En general podemos ver una recuperación muy lenta pero estable, de manual, donde todos los sectores (menos uno) parecen intuir la mejora tanto en las perspectivas futuras como en la capacidad más cortoplacista.
El sector exterior no va a ser tan favorable más tarde, cuando de nuevo necesitemos comprar más bienes extranjeros de los vendidos, y parte de nuestra fuerza en la demanda se vea derramada fuera de los límites interiores. El sector público ha decidido no seguir potenciando la economía y tenemos sectores importantes estancados.
Nuestro papel ahora no debe estar únicamente centrado en retomar una recuperación tardía, sino saber encauzarla, mientras dejamos atrás los desequilibrios que hemos ido recogiendo en el camino, una deuda que vamos a tener que ir descargando poco a poco.


Con todo ello podemos decir que sí, vamos a alejarnos un poco de la Europa más fuerte, no solo porque no tengamos la fuerza necesaria sino porque debemos hacerlo. Antes de seguir al grupo hay que atarse los zapatos para no volverse a caer. Ya habrá tiempo de correr más tarde.