jueves, 16 de septiembre de 2010

De huelgas y mecanismos sociales



El sistema democrático no es perfecto, en tanto en cuanto son unos dirigentes los que, a priori, toman las decisiones, mediante una representación del pueblo que puede ser más o menos acertada. Es en esos casos, cuando no es acertada, cuando nos preguntamos sobre las posibilidades sociales para forzar al gobierno a hacer lo que realmente queremos, pues no hay que olvidar que el gobierno como tal no es sino la institución para la toma de decisiones en conjunto.

Existen mecanismos para que por medio de firmas se fuerce a realizar referéndums a nivel nacional, si bien en países como Suiza esto es más conocido, en España es un instrumento muy perjudicado por los engorrosos requisitos que dificultan su utilización.

Pero puestos en harina, uno echa un vistazo a las huelgas, el mecanismo más directo de coacción ciudadana.

Bajo mi propia opinión, las huelgas de un solo día individual no tienen sentido, salvo para hacer ruido. El día 29 habrá mucha gente, o poca, que no irá a trabajar, pero el día 30 todo seguirá igual. La gente se habrá desahogado y los periódicos harán un baile de cifras del que luego nos reiremos todos en nuestro programa de televisión favorito.

En este caso confío más en las huelgas indefinidas, o si acaso en el anuncio de ellas (como ya pasó con los controladores, el lío fue monumental).

Es como hacer una huelga de hambre. Nadie en su sano juicio haría una huelga de hambre de un día, pues no serviría de nada. Hoy en día, me temo es parecido.

Claro que las huelgas indefinidas son más brutas y más costosas, pero de esos se trata, de plantar encima de la mesa la disconformidad de un pueblo sobre una acción que no se quiere poner en discusión pública.

Creo más en la democracia directa. En los mecanismos que fuercen al estado a realiza referéndums que otorguen al pueblo el derecho de decidir por si mismo en cuestiones importantes. También creo en otro sistema electoral que no perjudique a los partidos más pequeños, y en los debates cordiales y en la seriedad del parlamento. Pero creer no significa que exista.

Así que, hasta que los gobernantes se decidan a crear un sistema democrático de verdad, utilizaremos lo que tenemos.

Sea la huelga un éxito.

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