domingo, 30 de octubre de 2011

Ingresos fiscales, la raíz del problema.

Le voy a coger prestado a Ángel Laborda uno de sus gráficos del el periódico de El Pais de hoy, en el que muestra la evolución de los gastos e ingresos públicos.
La curiosidad que quiero remarcar no es el continuo aumento del déficit, si no, justamente, de dónde se deriva este mismo.

Como vemos, el inicio de la crisis incidió, sobre todo, en la recaudación. Los ingresos, que estaban siendo continuamente superiores a los gastos, caen abruptamente mientras el gasto se mantiene constante en su tendencia hasta finales de 2009. Un sistema fiscal débil creo un déficit cíclico demasiado grande.

El primer impulso fue aumentar el gasto público en una fase expansiva ya muy olvidada (400 euros, plan E, etc.). Entrando en 2010, el brutal aumento del déficit (gran parte del mismo, causado de forma cíclica) incide en los planes del gobierno que decide bajar sus gastos. Así vemos como los gastos bajan. Hasta aquí todo normal.

Es el comportamiento de los ingresos lo que interesa realmente. Podemos ver como hay una cierta sincronía entre el comportamiento del gasto y del ingreso de aproximadamente medio año. Las políticas expansivas ocasionaros una mejoría en los ingresos, pero claro, lo harían con tiempo, y al mismo ritmo.

Sin embargo, con la austeridad, sucede exactamente lo mismo. Bajar el gasto público, junto al agravamiento de la situación económica (demostrado fácilmente que el deterioro de este tercer trimestre en términos de paro proviene del sector público), empeora también los ingresos.

Por ello, podemos ver que, aun bajando el gasto público, los déficit siguen trimestre a trimestre por la caída de los ingresos. Hay que sumarle que también subimos el IVA (alguien esperaría que eso ayudará a los ingresos públicos).
El problema no es la bajada del gasto público (que cada vez defiendo más), sino el comportamiento de unos ingresos que denotan una vuelta a la recesión de la actividad económica y siguen ahogando las cuentas públicas. Lo cual significa, a mi parecer, que el problema está en la estructura elegida para disminuir gastos, y la estructura elegida para mantener los ingresos. Es ahí donde el gobierno ha demostrado profundamente no estar a la altura. No solo ahora, también antes de la crisis.

sábado, 29 de octubre de 2011

Geografía económica (VI): Heterogeneidad


Para seguir con la tanda de “artículos” dedicadas a la Geografía económica, área en la que estoy especializándome, quiero dedicar esta última entrada a la heterogeneidad, área de las que me estoy encargando ahora.

No son pocas voces las que desde un año a esta parte hablan de la heterogeneidad como el siguiente paso en la evolución de los modelos y teorías de carácter económico de esta área en concreto (aunque también debería dominar gran parte del resto). Considerar la heterogeneidad no es más que incluir en los modelos económicos la obviedad de que no todos los agentes económicos son iguales.

En un principio de agregación absoluta (estilo macro) puede pensarse que las diferencias entre las personas (en gustos por el consumo, productividades, posibilidad de movimiento espacial), desaparecen al agregarlos ya que las fuerzas que pudieran actuar de uno u otro lado se contraponen. Este principio asume que el conjunto actuará exactamente como actúe un supuesto agente (persona) que se situara en la media del conjunto.

En cambio al considerar la heterogeneidad estás suponiendo que pueden existir dinámicas de interdependencia, efectos de polarización (que los de cada tipo de se vayan por un lado diferente), en definitiva, fuerzas que pueden cambiar el conjunto derivadas de la propia heterogeneidad. Es algo a lo que le pongo mucho énfasis, como podéis ver cada vez que salen los datos de la EPA, como ayer. 

En concreto, la Geografía económica ha incluido de manera sistemática la heterogeneidad en forma de productividades en las empresas. Es decir, no todas las empresas tienen la misma eficacia.

Esto va a implicar que algunas van a poder exportar fuera (las más productivas) y otras solo podrán vender en el merado interno (las menos productivas). En si mismo parece una obviedad, pero en cierto sentido es lo que se trata de hacer. Llevar la realidad al plano teórico.

Lo que confiere fuerza a estos modelos son las dinámicas. Un aumento en la diferenciación de producto (hacia donde vamos) amplia el conjunto de empresas que exportan, eso hace que cada vez más empresas muy productivas entren en tu mercado interno compitiendo cada vez más con empresas pequeñas, muchas de las cuales acabarán cerrando.

En otras palabras, IKEA les ha hecho mucho daños a las empresas de muebles más pequeñas. EN vez de tener muchas tiendas de X repartidas por la ciudad, vamos a lo que ya poco a poco vamos viendo: Tiendas de marca en el centro de la ciudad. Exactamente, las mismas tiendas de marca en los mismos centros de todas las ciudades.

Esto por el lado del consumo, pero también afecta al lado de la producción. Las más productivas se irán a aquel país comparativamente más grande, y no le importará irse del país en el que tenga el nicho de mercado si las ganancias que puede obtener por la deslocalización son mayores que los costes de transporte (cada vez menores). En otras palabras, Telefónica se fue a Iberoamérica e hizo el negocio del siglo. Incluso los servicios que da a España están servidos en una gran mayoría, por tele operadores iberoamericanos.

El problema de el “espacio” merece otra entrada a parte. En este caso no consideremos países sino ciudades. Los últimos trabajos incorporan otra obviedad de la realidad: Irte a una ciudad grande (Madrid) te da más opciones de ganar un mayor sueldo que en una ciudad pequeña (Soria, y que no se me enfaden los sorianos). El hecho de que en Madrid haya más empresas permite que tus propias cualidades como trabajador se puedan adecuar mucho más a alguna de estas. Esto tiene un problema que ya lleva tiempo estudiándose, y que genera en economía algo así como el debate entre si fue primero el huevo o la gallina.

¿Son las empresas las que atraen a los trabajadores o los trabajadores los que atraen a las empresas? Claro, es un poco de todo, pero en teoría económica debes elegir un efecto que haga de gatillo.
Índice de artículos de geografía económica

viernes, 28 de octubre de 2011

Datos de paro del tercer trimestre de 2011 (EPA)


Hoy salían los datos de la EPA y, contra bastantes pronósticos que, positivamente, esperaban que la estación ayudará a rebajar el dato de la tasa de paro, esta ha aumentado en casi siete decimas, pasando del 20,89% al 21,56%.
Sin embargo, como venimos demostrando con los reiterados mapas que trimestre a trimestre cuelgo en el blog, los datos de paro son muy heterogéneos entre las comunidades autónomas. Ni parten del mismo lugar, ni evolución al mismo son. De hecho hay comunidades que han mejorado.
Primero, la tabla comparativa con los datos de paro del primer, segundo y tercer trimestre de 2011. El dato numérico corresponde al tercero trimestre (Pinchen en las imágenes para verlas más grandes):
Las comunidades que más han sufrido el aumento de paro han sido Cataluña (+1,37), Andalucía (+1,22), Valencia (+1,17) y Madrid (+1,04), junto a Ceuta (+4,47). Sin embargo también tememos comunidades que han logrado bajar su tasa de paro como son Baleares (-1,67), Aragón (-1,26), Navarra (-1,17) y Cantabria (-0,67). El problema es mayor cuando vemos que las que más aumentan la tasa de paro son, a la vez las que más paro tienen, mientras las que menos tasa ostentan comienzan a reducirlo, es decir, la diferencia entre comunidades aumenta. SI hacemos la varianza (calculo de la “heterogeneidad” entre CCAA), vemos como ha aumentado un 27% (si mis cálculos son correctos). Otro calculo más extremo, como puede ser ver la diferencia entre el más alto y la más baja (excluyendo Ceuta y melilla), nos pasa de un 1,56% más (entre Canarias y País vasco en el 2º trimestre) y un1,65% más (Entre Andalucía y Navarra en el 3º trimestre).
Si bien no hay muchos cambios “extremos” si que cambian algunas posiciones. Andalucía es ahora la que más tasa de paro tiene (en el 2º fueron las Canarias) y Navarra ha adelantado al País Vasco en el record de las más favorecidas, con una tasa del 11,68%.
En cuanto a los mapas por colores, de nuevo, dispongo en verde a aquellas con una tasa menor del 15%en amarillo a las que tienen entre el 15 y el 20% y en rojo las que superan el 20%. El rojo ha ganado algunas provincias más como Cuenca o Pontevedra, pero generalmente los colores se mantienen.
Por CCAA:
Por provincias:
Ha sido una terrible tasa de paro que nos allana el camino para que el shock del cuarto nos sepa menos malo, pues también será fuerte y, probablemente superaremos ya la barrera de los cinco millones de parados.
Y yo que quería dar buenas noticias hoy…

miércoles, 26 de octubre de 2011

Cambios en los hábitos de consumo

Ayer mismo pensaba hacer una entrada sobre el cambio en los hábitos de consumo derivados de la crisis, alentado por una noticia de hace unas semanas en donde se daba cuenta del aumento de consumo de alcohol en España, e iba a tirar la toalla por falta de más datos cuando The Economist publica esta preciosa tabla, aunque claro, data de los cambios acontecidos en EEUU.

El caso del consumo de alcohol es curioso porque había estudios que decían que bajaba (claro, con la crisis hay menos renta, por lo que se consume menos), sin embargo está larga crisis está incidiendo (desgraciadamente) en aspectos muy negativos como es el aumento de los suicidios, el aumento de la pobreza y el aumento de hábitos menos “saludables” como es el alcoholismo. Podemos hablar de cambio en los patrones o hábitos de consumo cuando cambia la proporción de lo que se consume.

Aquí la tabla:

Y, vaya por donde, en los EEUU sí que baja el consumo de alcohol. No entraré en esas vicisitudes porque habría que estudiar elementos más sociales.

Primero hay que decir que la comparación está hecha entre 2007 y 2010. En donde el consumo real bajó un 8%. Esto incide por ejemplo en la educación que vemos que cayó más o menos un 3%. Lo cual quiere decir que aunque se consumió menos (probablemente porque la elasticidad renta es mucho mayor que aquí en España dado que es más caro estudiar), la bajada es menor que la media, por lo que aumentó el porcentaje de consumo en educación (sobre el total).

Las mayores bajadas las ocupan el tabaco (eso sí que es un logro, y esperemos que no haya recaída) ocasionado por un aumento en el precio de la nicotina, vehículos (una de las industrias más afectadas, se compran menos y se mantienen por más tiempo los que tenemos, de ahí que aumente el gasto en reparaciones), bienes del hogar, gasolina (supongo que parte se podrá asociar a una menor compra de coches y a un menor uso de los coches, sustituyéndolos por el transporte público. Salir a comer de restaurantes, como bien o servicio de lujo (ahora me entra la duda) que es también reduce su consumo.

En cuanto al hábito alimenticio, destaca el aumento en el consumo de vegetales y la disminución de los productos azucarados.

No he querido sacar muchas conclusiones porque más allá de las obvias (aumento en la proporción de alimentos básicos, y reducción de bienes y servicios más caros y menos necesarios), sin estar allí y ver su modelo de consumo inicial tampoco puedo decir mucho sin riesgo a equivocarme. Que la curiosidad sacie nuestra sed. 

martes, 25 de octubre de 2011

Juegos de suma cero, o porqué nos va a costar exportar.


El otro día, en la conferencia de Antón Costas, este dio en el clavo en un elemento que se tiene en cuenta muy de refilón. ¿Es Europa un juego de suma cero?

Contextualicemos para los que no conocen esta terminación. Un juego de suma cero es aquel en el que por cada ganador hay un perdedor. Si tiramos una moneda y uno se lleva todo lo apostado y el otro se queda sin nada, estamos ante un juego de suma cero.

En Europa podemos hacer la siguiente simplificación: Si alguien exporta es porque alguien está importando. Eso es cierto siempre y cuando las relaciones comerciales se den dentro de Europa. Si todos los países de Europa exportaran, significaría que los que importarían nuestros productos tendrían que estar fuera de Europa (hablo siempre en términos netos).

Cuando se dice que España debe crecer exportando (pues actualmente no tenemos otra opción), significa que otros países deben importar nuestros productos y que otros países exporten menos.

Por ello, incluso muchos de los que reclaman austeridad (y yo estaría quizás, próximo a estos) para España, piden a los países del núcleo europeo (Alemania, Francia…) que no tome medidas de austeridad y potencien su consumo interno, dejando a la periferia que pueda exportar más.

En cierto sentido, podemos entrar en una de esas guerras de divisas que, al estilo de la competencia a la Bertrand, devalúe los precios de forma que todos los países bajen sus precios para atraer a los consumidores, de forma que, poco a poco, al igual que las empresas, reducen el precio al mínimo posible y reducen abultadamente sus beneficios.

A las empresas no se les permite entablar relaciones y estrategias competitivas para alejarse conscientemente de este proceso (aunque aun así lo hacen, aunque sea indirectamente), pero a los países sí se les permite entablar relaciones y estrategias de cooperación. De ahí que muchos tienen miedo de que volvamos a una época de “proteccionismo” (que de momento no parece ser el caso) y abrazan la globalización.

Aun así, todos luchan por exportar (siguiente la creencia clásico de que “es lo óptimo”, bajando sus costes, sin darse cuenta de que, en esencia, podemos ser participes de un simple juego de suma cero en el que al final, irónicamente, todos perdamos. 

Y alguien podría pensar, "pero si bajan los precios, los consumidores sí salen ganando".

Bien, si los consumidores reciben la misma renta, una bajada en precios les beneficia, pero si los consumidores reciben menos renta, porque la bajada en costes implica reducción de personal, no sale ganando nadie. Una de las razones por lo que los términos y acciones empresariales no se pueden extrapolar de forma directa a los países.

En un contexto en el que el aumento de la productividad se haga manteniendo el consumo interno, esto aumenta el excedente que fundamenta la exportación. Pero de nuevo, el excedente que se está creando no es por una mayor producción, sino por un menor consumo, de ahí que también bajen nuestras importaciones.

Esto se está extrapolando al resto de países. Alemania está perdiendo fuerza industrial en esta ultima parte del año. En parte, quizás porque todos le compramos menos, en parte porque todos intentamos ser los que más venden.Y si la única fuerza que tenemos para aumentar nuestras exportaciones netas es bajar nuestras importaciones por la vía de una bajada en la renta, puede pasar lo que, de hecho (sorpresa) está pasando, una vuelta a la recesión en forma de menor demanda.

Y además volvemos a lo mismo, la mejor forma de exportar sería siendo más baratos que China,pero, ¿qué precio social deberíamos pagar para que las condiciones laborales, y por tanto los costes productivos, estén al nivel asiático?

viernes, 21 de octubre de 2011

Políticas y mercados frente a frente, una conferencia de Antón Costas.


Ayer se presentaba en Zaragoza la recién creada Cátedra Ernest Lluch, y se iniciaba con una conferencia de Antón Costas.

Como no podía ser de otra manera, la conferencia inaugural se centro en la crisis, no tanto en como se formó, si no en las políticas que la han ido combatiendo y en como, poco a poco, una creencia política más basada en la ideología que en la práctica económica se adueñaba en forma de austeridad pública.

El ejemplo práctico que puso era, sobre todo, visual, si bien no es la primera vez que lo escucho e incluso creo que aquí lo he usado alguna vez. Con el freno de los motores principales de la economía (el consumo privado y la inversión privada), y con unas características que nos hacen muy difícil que la exportación sea una salida creíble a corto plazo, solo nos quedan dos motores auxiliares, la política monetaria (que pasa por las autoridades europeas) y las fiscales.

Tras las actuaciones conjuntas de 2009 en forma de políticas expansivas, 2010 ha sido un año de crecimiento para muchos países. Sin embargo, la historia nos dice que estas crisis de sobreendeudamiento duran aproximadamente unos siete años. El aumento de deuda relativo a estas políticas expansivas asustó a unos gobiernos que comenzaron a reducir, olvidándose completamente del problema de fondo, su actividad. Lo cual nos vuelve a traer a un 2011 en el que los estados están de capa caída. Y donde las perspectivas son cada vez peores.

Hay que remitirse, por tanto, al reciente informe del FMI: “No hay que hacer políticas de austeridad demasiado rápido porque se compromete el crecimiento. Ni demasiado lento, pues se compromete la credibilidad”.
Hay que ajustar las políticas para que actúen en el corto y medio plazo, y para eso hacen falta buenos dirigentes. Los cuales no tenemos. 

martes, 18 de octubre de 2011

Crédito fácil, deuda mortal.


Me llega a mi conocimiento personal, que una empresa de estas que facilitan el crédito, puede llegar a cobrar hasta un 30% de intereses (30% TAE). Estoy seguro de que existirán casos más graves que este, pero ha sido suficiente para que me lleve las manos a la cabeza.

Ya en la antigua Grecia, donde la economía no existía como tal pero en donde (obviamente) la economía seguía igual de viva que ahora,  los filósofos se preguntaban y debatían sobre cuestiones políticas y comerciales. Aristoteles, reconocido filósofo del que no creo que haga falta introducción, llegó incluso a concluir que cualquier tipo de interés se debía considerar usura.

Más tarde se relajó el asunto y se consideraba que era permisible cobrar un interés si era por motivo de coste de oportunidad.

Es decir, si yo tengo 100 euros, y debo renunciar a consumir hoy 40 para dejártelos a ti, tengo derecho a cobrarte algo porque me estás privando de un bienestar que quería conseguir en el presente (el interés será por tanto, la elasticidad de substitución entre consumo presente y futuro, si te da igual cuando consumir prestarás al 0% de interés). Se penalizaba, por tanto la ganancia de utilidad o bienestar con el cobro de interés.

Ganar dinero mediante el dinero era algo no muy bien visto. Incluso Aristóteles veía mal el comercio que no fuera necesario para trasladar bienes de un sitio a otro (supongo que se referiría a minoristas).

Claro que estoy hablando únicamente del “pensamiento económico” no de cómo se regulaba el cobro de un interés, de eso particularmente no tengo ni la menor idea. Sí de cómo es actualmente.

Supongo que los defensores del libre mercado me dirán que quien coge un crédito con un 30% sus motivos tendrán y que la culpa es de aquel que lo acepta.

Pero yo entonces tendría que decir que, desde luego, en una negociación en el que el poder de la misma lo tiene una única persona, no es una negociación loable, ni debería ser legal. Porque no nos vayamos a lo “teórico”. El que pide esta clase de dinero es “porque lo necesita”. Eso incluye un tiempo de urgencia, del que se lucran muchas de estas entidades, elemento que se suma a la ignorancia económica de muchos de los contratistas y el secretismo de muchas de las entidades.

Así que sí, veo normal que se cobre un interés por prestar un dinero y dejar de tenerlo. Bajo el esquema bancario, sí, también, veo normal que se cobre un interés encontrado bajo un mercado que suma necesidades de ambos y poder de todos, pero no, no entiendo que existan entidades que su beneficio provenga, exactamente, de la mala situación, la ignorancia o la urgencia de unas personas que no tienen con qué defenderse.

Y es tan simple como prohibir todo aquel interés que sobre pase en un tanto % a uno de referencia como, por ejemplo, el Euribor. 

lunes, 17 de octubre de 2011

¿Cambiará de rumbo la macroeconomía?


Con la crisis, están surgiendo dos efectos que podrían cambiar de rumbo la teoría macroeconómica, aunque lo más seguro es que no tengan ningún efecto.

Toda ciencia se basa en lo que Kuhn llamaba “paradigmas”, que podríamos definirlos como “formas de pensamiento” más o menos aceptados por la mayoría de los científicos que focaliza la forma y el objeto de la ciencia en un determinado momento.

En economía hemos tenido a los clásicos (si comenzamos tras Adam Smith(, o marginalistas, el keynesianismo tras la crisis de los 30, el periodo neoclásico y su fundamentación microeconómica. Poco a poco muchas voces nos recuerdan que es hora de buscar otro paradigma.

Y esto se entremezcla con dos efectos característicos.

En primer lugar, muchos están empezando a sumarse a la crítica de la macroeconomía actual. No es nuevo, claro. Lleva ya mucho tiempo habiendo una crítica al actual sistema, pero con la crisis, muchos de los modelos más actuales, basados en axiomas microeconómicos bastante irreales, se están viendo como poco a poco van fallando.

A la vez, y por la misma causa, muchos de los economistas actuales empiezan a “no entender” la crisis. El otro día Bill Gross, un reconocido inversor, pedía perdón ante las cámaras. Había predicho que tras los continuos aumentos de déficit los tipos de interés deberían subir (según los modelos macroeconómicos actuales es lo que debería pasar, pero, de hecho no pasa, como así dice la teoría keynesiana).

Por supuesto, no deserto de sus creencias teóricas y no le dio la razón a los “keynesianos”, sino que, simplemente, dejó caer que estábamos condenados.

Para muchos de estos economistas, la crisis está siendo un caos del que no saben como salir. Para otros, está siendo una crisis de manual de primero de economía. Y ese es, fundamentalmente el problema.

Si se le está llamando la “edad oscura de la macroeconomía” es exactamente porque los libros de texto más básicos, los introductorios, basados más en el keynesianismo (modelo IS-LM, por ejemplo), explican mejor algunas de las dinámicas que estamos sufriendo que los modelos más actuales basados en la optimización basada de agentes racionales.

Ni siquiera yo pienso que el keynesianismo sea la respuesta. Pero quizás nos estemos empezando a dar cuenta de que puede ser un camino que se debería tomar un poco más en cuenta al elaborar nuevos modelos macroeconómicos.

Quizás estemos en el comienzo de un cambio de paradigma. O quizás no. Pues hemos llegado a un momento en el que, como decía Popper, todo puede ser verificable. Quien sabe si, después de 10 años, cuando tras la austeridad ya estemos creciendo por propia inercia, muchos nos dirán que solo teníamos que esperar. 

sábado, 15 de octubre de 2011

Explorando la complejidad (caos) en la teoría económica

En una de esas caóticas búsquedas de información de todo tipo, me encuentro con una serie de videos de una conferencia que explora la aproximación de la complejidad (caos) a la teoría económica de manos de Eric Beinhocker, Brian Arthur, Ian Goldin y Thomas Homer Dixon.

Los videos se pueden descargar (obviamente están en inglés), y duran aproximadamente una hora (en total). Son además curiosos pues mientras los conferenciantes hablan, el resto de oyentes desayunan (no lo había visto nunca, la verdad, aunque tienen escusa, eran las 7 de la mañana).

Es posible que me anime y haga un resumen de todo lo dicho, pero la verdad, sus presentaciones (que incluyen videos, dinámicas, etc…) son mucho más informativos al respecto. 

La equivalencia ricardiana y la inefectividad del sector público.


En teórica económica, existe un pequeño teorema, que inhabilita la capacidad del sector público de afectar  a la demanda agregada. Es la equivalencia ricardiana, enunciada por el conocido David Ricardo, en el siglo XIX.

Y aun hoy, ciertos economistas la acogen como elemento central para afirmar que la actividad del gobierno en el freno del circulo vicioso de las crisis no tendrá efecto a corto plazo.

Lo que supone el teorema es que, ante una subida del gasto público (y del endeudamiento), los agentes económicos preverán que el gobierno deberá subir los impuestos en el futuro (para bajar el endeudamiento creado), por lo que, para poder pagarlos, bajaran su consumo presente. Así, el aumento del consumo público, aun sin estar financiado en el presente, actúa como si lo estuviera, frenando el consumo privado.

Desde luego, no hay por donde cogerlo. Pero en un marco de “expectativas racionales” y de fundamentación microeconómica, los teóricos pueden llegarse a creer de todo.

Hay dos factores que invalidan por completo la teoría.

En primer lugar, si el sector público no actúa elevando el gasto, la demanda agregada baja, por lo que la probabilidad de que los consumidores pierdan su empleo aumenta. La proporción de consumo que dejará de consumirse (aumento de ahorro), por si en el futuro vienen vacas flacas, aumentará más si una persona deja su empleo que si espera un aumento futuro en los impuestos.

Es decir, la gente ahorrará más si espera que en el futuro irá al desempleo que si espera que le suban un 2% los impuestos.

En segundo lugar, es muy iluso pensar que la gente va a poder hacer una previsión certera y exacta de cómo subirán los impuestos en el largo plazo, basándose en los planes políticos y públicos de corto plazo. Básicamente, ni los economistas más listos pueden saber algo así, gente que ni siquiera entiende lo más básico de economía no puede hacer nada en esos términos.

Actualmente podemos verlo. Al comenzar la crisis aumentó la propensión al ahorro. La gente dejó de consumir tanto porque el futuro se veía negro (negro de por sí, no porque le fueran a subir los impuestos). Tras el paso de los 2/3 años de endeudamiento del sector público, lo que cabria esperar es que la gente (según esta teoría), hubiera aumentado más su propensión al ahorro, previendo la futura subida de impuestos. Pero no. La propensión al ahorro se ha mantenido estable, e incluso ha bajado un poco.

Irracionales hipótesis de un comportamiento más basado en la ideología y en la perfección matemática de una realidad económica que es más caótica y a la vez sencilla, de lo que muchos quieren reconocer. El juego de (tu piensas que yo voy a pensar que tu vas a pensar que…) no es realista.

viernes, 14 de octubre de 2011

La eficiencia del sector público

La búsqueda de la eficiencia en el sector público debería ser el argumento económico de la izquierda, pero esta, absorbida y alejada por iniciativa propia de cualquier cuestión que parezca tener con la economía, prefiere no pensar mucho en ello.

Hay una diferencia entre las disposiciones de la derecha y la izquierda para con la actuación del sector público. Pues si bien la primera buscará la máxima eficiencia de este en base a las reducciones en su presencia, la segunda prefiere dedicarse a buscar otros propósitos más electoralistas que no confieran al sistema de la estabilidad que necesita.

Para mi es simple. Como creo que el sector público puede hacer más bien que mal en según que aspectos económicos, creo firmemente que hay que apoyar la defensa del mismo. Pero desde un punto de vista que confiera a la rentabilidad del mismo una de las primeros pilares básicos de su actuación.

Los derroches públicos no solo han generado un sistema sobredimensionado en el que muchas cosas han perdido toda su esencia, sino que todo ese dinero podría haber sido destinado a otros elementos que hubieran generado estabilidad y mayor bienestar.

En cuestión de infraestructuras y apoyo público, no solo se ha de observar a la rentabilidad como elemento económico que determina si se actúa o no, pero si debe ser un indicador que se deba tener en cuenta.
Generar un sector público inviable a largo plazo genera un rechazo en temas que ya de por si están en la cuerda floja. Te deja sin autoridad pública para poder opinar y dialogar con seriedad sin que la confianza se vea mermada y por los suelos.

Si alguien cree de verdad en algo, debe esforzarse el máximo en que haga el mejor bien posible, y aquí no lo hacemos.

jueves, 13 de octubre de 2011

Sobre el premio Nobel de economía en 2011

Los premios Nobel son eso. Un premio. Pero son algo más que eso, ya que, casi como el dinero, entre todos hacemos la asunción de que son premios con sentido, que destacan el trabajo de unos sobre el de muchos, que da la guía sobre la razón y el camino correcto.

En Economía esto no es así. Se ha dado el caso, conocido ya por muchos por lo curioso que es, de dar el premio Nobel a dos personas diferentes por decir exactamente lo contrario (en diferentes años).
Sin embargo, hay algo en lo que si han incidido los premios nobeles. No tanto en decir cuales son los trabajos más prácticos, si no los que más han incidido.

Este año ha sido concedido a Sargent y a Sims, por fundamentar la macroeconomía más moderna. La misma macroeconomía que muchos (y yo me incluyo en parte) consideramos como una edad “oscura” en la que el camino recorrido ha sido amplio, importante y potente, pero que ha sido un desvió más que un acercamiento a la realidad.

Uno de los temas centrales podría ser el de las “expectativas racionales”. Prácticamente no hay modelo macroeconómico moderno que o incluya expectativas racionales. Por lo que, ¿Estoy de acuerdo con el premio? Sí, y mucho. No se puede obviar a quien ha sido el padre de la ciencia actual. ¿Estoy de acuerdo con las expectativas racionales? No.

No solo se trata de las expectativas, si no de la fundamentación microeconómica que ya es obligatoria para fundamentar las ecuaciones macroeconómicas. Digamos que una vez que la macroeconomía empezaba a ser latosa y con poca evidencia empírica, se intento estructurar mezclándola con una base matemática de microeconomía. Esto es, centrándose mucho en la toma de decisiones de los agentes.
Como tratan la información los agentes es, por tanto, algo crucial.

Las expectativas racionales son, por decirlo a grosso modo, como decir que lo que va a esperar la gente es lo que, de hecho, va a suceder a priori. Dicho de otra forma, la gente, si se equivoca, no lo hace de forma sistemática (es decir, no existe en la economía un procedimiento que haga que la gente se vaya a equivocar), sino que los errores son aleatorios.

Esto es, para mi obvio, falso.

Sería verdad si:
  1. La gente entiende como se comporta el sistema económico. Muchos modelos asumen y modelizan a los consumidores y agentes económicos como robots capaces de conocer las funciones de comportamiento de la economía (¡son más listo que los propios economistas!). El pensar que todo el mundo es racional no implica (aunque así lo quieran hacer ver), que conozcan una ciencia basada en la racionalidad. Lo cierto es que poca gente entiendo incluso lo más básico de la economía. Y es una pena, pero es así.
  2. La gente tiene toda la información. No solo se ha de conocer como funciona el sistema, sino saber qué hay detrás en el momento de conformar las expectativas. Se está obviando todo tipo de información asimétrica, la cual hace muchas veces que, siendo unos agentes los que tienen más información que otros, los que se aprovechen de estos últimos, haciendo que tomen decisiones que realmente son “erróneas” desde un punto de vista racional.
  3. Los agentes optimizaran. La gente también debe utilizar bien la información. Pero muchas veces no solo no conocen el sistema económico, sino que no saben como interactuar con el.Las expectativas racionales igualan a los consumidores a verdaderos economistas. Y no sé si es que los economistas creen realmente que (por el principio de comprensión) es lo mismo que unos piensen como otros a que todos piensen como uno, o si pro el contrario, prefieren otorgar un poder y una forma de pensar errónea a unos agentes para inducir teóricamente hacía unas políticas de neutralidad y libremercado.
Aun así, repito, merecido premio.

domingo, 9 de octubre de 2011

El lastre de un BCE paralizado


Parece ser que Trichet se va del cargo de presidente del Banco Central Europeo (BCE), y será Mario Draghi, quien ocupará el puesto.
El cambio de manos se hace mientras se mantienen los tipos al 1,5%, tipos que nunca se debieron haber subido y que no se quieren bajar. Nos podemos preguntar, ¿Hace bien su trabajo el BCE?
Por supuesto. Aquí el problema se trata de los objetivos que tiene el propio banco. La FED tiene como objetivos la estabilidad de precios y en el empleo. El BCE solo se preocupa por los precios, lo cual quiere decir que, aun teniendo un 30% de paro, si hay riesgos inflacionistas (aunque estos vengan del exterior en forma de energía y materias primas), no se bajan los tipos.
Europa no puede tener una unidad económica si las funciones que antes se cumplían a través de los Bancos centrales de cada país, no se realizan de forma correcta, rápida y normalizada, desde el BCE.
Hechos tan importantes como inyectar dinero se lastran en el tiempo, por miedo a perder una confianza que se va a basar más en la actividad económica que en forma de actuar del banco.
La compra de bonos se llama “rescate”, poniendo ya desde el principio connotaciones negativas a lo que, por otra parte, habría que vender con la mayor naturalidad posible.
Estamos en crisis, todo lo que hagas va a ser visto con prismáticos. Todo lo que digas puede ser titular y manipular los movimientos gregarios de las bolsas mundiales, aludimos a la confianza como motor de la economía, pero mientras utilizamos monólogos vagos, dubitativos, con adjetivos cargados de negatividad, preocupación y falta de liderazgo y acción.
Uno de los organismos más importantes lleva toda la crisis jugando al ratón y al gato. Lo cual hace que los países más débiles, se vean más desprotegidos ante el azote de los mercados y el aumento continuo de las primas de riesgo.