martes, 14 de septiembre de 2010

Computo de parados y la relación estudio/trabajo.



Ayer Zapatero salía diciendo que, a partir de ahora, cualquier que haga un cursillo dejará de contar como un parado más. Realmente existe una razón que podría tildar a dicha acción de razonable, pero en realidad no es tal.

¿Qué diferencia hay entre uno que estudia una carrera y el que estudia un cursillo?

Si lo vemos por el lado más básico del hecho, son lo mismo. Ambas personas están estudiando, adquiriendo conocimientos. Entonces, ¿por qué debería estar uno abultando la lista de parados mientras que el otro no?

La respuesta es bien clara y sencilla: Los estudios no son iguales. Los cursillos no son comparables. Y, más importante, la razón que deriva en dicho hecho es diferente.

Seamos sinceros, los que hacen los cursillos del paro no están para estudiar, sin más. Están para hacer algo mientras esperan trabajo, al menos sin perder el tiempo.

La diferencia radica en que, si bien si a mi me dieran un trabajo lo más normal es que lo rechazar (aunque a día de hoy habría que verlo), si le dan un trabajo a alguien apuntado a un cursillo lo más seguro es que lo acepte. Es decir, no es un sustitutivo, sino un complementario, a la búsqueda de empleo.

Por tanto, si bien podrían hacerse comparaciones, estas serian fútiles y sin sentido. Querer tapar la realidad económica con datos mal contabilizados es un arte que otros ya han realizado antes, pero lo cierto es que meter el polvo debajo de la cama no es limpiar la habitación.

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