miércoles, 8 de junio de 2011

Lo absurdo de subir el IVA



El impuesto sobre el valor añadido es un impuesto que, comparativamente con otros países de Europa, lo tenemos bajo. Cierto.

Es obvio, por tanto, que de aquí al medio / largo plazo, tendremos que subirlo. Poniendo eso por delante, lo que debemos preguntarnos es, ¿Cuándo es recomendable hacerlo? Y, ¿Es lógico plantearlo ahora?

La comisión Europea sabe, pero no entiende, de economía, o al menos sabe mucho menos de política. Eso, o lo único que quieren es embarrar aun más la situación socioeconómica del país. Vayamos por partes.

La comisión europea recomienda subir el IVA para mantener el déficit.

Dicen que pecamos de optimistas a la hora de establecer la hoja de ruta de la reducción del déficit público, y puede que sea cierto. Aunque yo aun diría que el resto del mundo es harto negativista, a la vista de unas previsiones que siempre se han superado en los años anteriores, tanto de crecimiento como de déficit. Obviamente, la confianza importa, y mucho.

Pero es la comisión Europea la que peca. En primer lugar porque no puedes, desde una autoridad política y financiera como la que ostenta, recomendar como algo necesario algo que no se va a poder realizar. Porque ahora los mercados van a esperar que Zapatero suba el IVA, y si no lo hace, seguirán sin confiar en España. Y puesto que no lo va a poder hacer, una simple frase, una simple recomendación, acaba de pulirse una parte de la confianza española. Así de simple.

¿Y por qué no la puede subir Zapatero?

Bueno, no poder es un decir, tras los desvaríos políticos que ha metido el gobierno, cualquier cosa es posible. Pero no es recomendable. Dudo que quiera enfrascarse otra vez en una diatriba que ya le bajó la popularidad el verano pasado. El IVA afecta a todas las familias, y es difícil vender su subida.

Pero por otro lado, subir el IVA es algo innecesario y contraproducente, sobre todo en una situación depresiva como la que está instaurada en la demanda interna, el consumo español. Subir el IVA, bajo una renta constante o decreciente, es ahogar aun más la producción interna de este país. Algo mucho más importante a la hora de salir a flote que un mayor o menor dígito en el computo global de un déficit que, nos guste o no, es necesario.

Y esto es bastante simple. Si la organización económica europea va a significar la simplificación total de la realidad económica, si las autoridades europeas no van a hacer más que comparar datos sin atisbar la realidad bajo la que operan, entonces, que Dios nos coja confesados.

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