martes, 21 de junio de 2011

O el FMI es rematadamente estúpido, o demasiado interesado.

No puede haber termino medio. No puede haber otra explicación posible. O el Fondo Monetario Internacional está lleno de ineptos, ignorantes de toda relevancia económica de la información, o por el contrario son demasiado listos y utilizan sus instrumentos de la manera más perjudicial para algunos con los propósitos que ellos quieran esgrimir.


Sólo ambas respuestas pueden dar una lógica conclusión a la pregunta que cualquiera tiene que hacerse en este momento, ¿A qué juega el FMI? ¿Pero qué demonios hace?


Y es que llevamos ya, no meses, sino años, con la misma cantinela. Con la misma absurda y repetitiva canción por la cual el sur de Europa está en continuo declive económico. Y es que, ¿Cómo demonios va a recuperar un país la confianza si cada dos meses el órgano más representativo de la economía internacional dice las mismas tonterías catastrofistas sobre él?


Y alto, stop, un momentico. Que nadie está diciendo que España, Grecia o Portugal sean paraísos económicos, dignos de estudio para el crecimiento sostenible y la bonanza económica. Nadie lo dice porque sería igual de estúpido. Pero una cosa es constatar una realidad, y otra muy distinta jugar con ella al cuento del lobo.


Y es que ya sabemos todos de que van. El FMI está haciendo lo mismo que los mafiosos italoamericanos hacían a las empresas de sus barrios. El “Déjame protegerte con mis hombres o a saber qué puede pasarte” Se convierte ahora en  “Acoge mis medidas económicas o sabe Dios quien confiará en tu negocio”.


El FMI y la política internacional, sucumbida ya a la ideología más liberal del espectro político, no hacen sino chantajes directos a las economías del sur, en un intento de recortar de aquellos países más débiles los trazos que los relacionan con una economía mas pública y menos liberal.


Y es que llevamos un año en donde lo único que oímos es que “Sin las medidas propuestas por el FMI no podremos salir de la crisis”. Cuando el intento de convertir una simple (y no única) ideología económica en realidad política se vuelve menos poderoso, el chantaje ya es mucho menos sutil.


“No confiamos en ti”. Sube la prima de riesgo. Rescate financiero y económico a Grecia supeditado a realizar las medidas que el FMI propone. “O te arrodillas, o sucumbes”. Y encima, claro, nos dan a elegir.


Claro que, todo este argumento, repito, es solo uno. Puede ser que no exista tal complot político. Puede, simplemente, que el FMI será rematadamente estúpido. Más le valdría volver a Economics 303, donde, supongo, ya se estarán dando las expectativas racionales.

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