jueves, 13 de octubre de 2011

Sobre el premio Nobel de economía en 2011

Los premios Nobel son eso. Un premio. Pero son algo más que eso, ya que, casi como el dinero, entre todos hacemos la asunción de que son premios con sentido, que destacan el trabajo de unos sobre el de muchos, que da la guía sobre la razón y el camino correcto.

En Economía esto no es así. Se ha dado el caso, conocido ya por muchos por lo curioso que es, de dar el premio Nobel a dos personas diferentes por decir exactamente lo contrario (en diferentes años).
Sin embargo, hay algo en lo que si han incidido los premios nobeles. No tanto en decir cuales son los trabajos más prácticos, si no los que más han incidido.

Este año ha sido concedido a Sargent y a Sims, por fundamentar la macroeconomía más moderna. La misma macroeconomía que muchos (y yo me incluyo en parte) consideramos como una edad “oscura” en la que el camino recorrido ha sido amplio, importante y potente, pero que ha sido un desvió más que un acercamiento a la realidad.

Uno de los temas centrales podría ser el de las “expectativas racionales”. Prácticamente no hay modelo macroeconómico moderno que o incluya expectativas racionales. Por lo que, ¿Estoy de acuerdo con el premio? Sí, y mucho. No se puede obviar a quien ha sido el padre de la ciencia actual. ¿Estoy de acuerdo con las expectativas racionales? No.

No solo se trata de las expectativas, si no de la fundamentación microeconómica que ya es obligatoria para fundamentar las ecuaciones macroeconómicas. Digamos que una vez que la macroeconomía empezaba a ser latosa y con poca evidencia empírica, se intento estructurar mezclándola con una base matemática de microeconomía. Esto es, centrándose mucho en la toma de decisiones de los agentes.
Como tratan la información los agentes es, por tanto, algo crucial.

Las expectativas racionales son, por decirlo a grosso modo, como decir que lo que va a esperar la gente es lo que, de hecho, va a suceder a priori. Dicho de otra forma, la gente, si se equivoca, no lo hace de forma sistemática (es decir, no existe en la economía un procedimiento que haga que la gente se vaya a equivocar), sino que los errores son aleatorios.

Esto es, para mi obvio, falso.

Sería verdad si:
  1. La gente entiende como se comporta el sistema económico. Muchos modelos asumen y modelizan a los consumidores y agentes económicos como robots capaces de conocer las funciones de comportamiento de la economía (¡son más listo que los propios economistas!). El pensar que todo el mundo es racional no implica (aunque así lo quieran hacer ver), que conozcan una ciencia basada en la racionalidad. Lo cierto es que poca gente entiendo incluso lo más básico de la economía. Y es una pena, pero es así.
  2. La gente tiene toda la información. No solo se ha de conocer como funciona el sistema, sino saber qué hay detrás en el momento de conformar las expectativas. Se está obviando todo tipo de información asimétrica, la cual hace muchas veces que, siendo unos agentes los que tienen más información que otros, los que se aprovechen de estos últimos, haciendo que tomen decisiones que realmente son “erróneas” desde un punto de vista racional.
  3. Los agentes optimizaran. La gente también debe utilizar bien la información. Pero muchas veces no solo no conocen el sistema económico, sino que no saben como interactuar con el.Las expectativas racionales igualan a los consumidores a verdaderos economistas. Y no sé si es que los economistas creen realmente que (por el principio de comprensión) es lo mismo que unos piensen como otros a que todos piensen como uno, o si pro el contrario, prefieren otorgar un poder y una forma de pensar errónea a unos agentes para inducir teóricamente hacía unas políticas de neutralidad y libremercado.
Aun así, repito, merecido premio.

2 comentarios:

  1. Lo que parece cierto es que la economía como ciencia social, ha perdido credibilidad con la crisis económica

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  2. Desde la fundamentación microeconómica, la matematización de la economía se ha impuesto como adalid del progreso de una ciencia que debería ser dicotómica.
    Sobre todo porque incluir aspectos realistas sobre la complejidad que las desigualdades y componentes más sociales y menos técnicos de la economía en los modelos se hace arto difícil. Pero hay camino para andar. Y algunos lo andan.

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