sábado, 15 de octubre de 2011

La equivalencia ricardiana y la inefectividad del sector público.


En teórica económica, existe un pequeño teorema, que inhabilita la capacidad del sector público de afectar  a la demanda agregada. Es la equivalencia ricardiana, enunciada por el conocido David Ricardo, en el siglo XIX.

Y aun hoy, ciertos economistas la acogen como elemento central para afirmar que la actividad del gobierno en el freno del circulo vicioso de las crisis no tendrá efecto a corto plazo.

Lo que supone el teorema es que, ante una subida del gasto público (y del endeudamiento), los agentes económicos preverán que el gobierno deberá subir los impuestos en el futuro (para bajar el endeudamiento creado), por lo que, para poder pagarlos, bajaran su consumo presente. Así, el aumento del consumo público, aun sin estar financiado en el presente, actúa como si lo estuviera, frenando el consumo privado.

Desde luego, no hay por donde cogerlo. Pero en un marco de “expectativas racionales” y de fundamentación microeconómica, los teóricos pueden llegarse a creer de todo.

Hay dos factores que invalidan por completo la teoría.

En primer lugar, si el sector público no actúa elevando el gasto, la demanda agregada baja, por lo que la probabilidad de que los consumidores pierdan su empleo aumenta. La proporción de consumo que dejará de consumirse (aumento de ahorro), por si en el futuro vienen vacas flacas, aumentará más si una persona deja su empleo que si espera un aumento futuro en los impuestos.

Es decir, la gente ahorrará más si espera que en el futuro irá al desempleo que si espera que le suban un 2% los impuestos.

En segundo lugar, es muy iluso pensar que la gente va a poder hacer una previsión certera y exacta de cómo subirán los impuestos en el largo plazo, basándose en los planes políticos y públicos de corto plazo. Básicamente, ni los economistas más listos pueden saber algo así, gente que ni siquiera entiende lo más básico de economía no puede hacer nada en esos términos.

Actualmente podemos verlo. Al comenzar la crisis aumentó la propensión al ahorro. La gente dejó de consumir tanto porque el futuro se veía negro (negro de por sí, no porque le fueran a subir los impuestos). Tras el paso de los 2/3 años de endeudamiento del sector público, lo que cabria esperar es que la gente (según esta teoría), hubiera aumentado más su propensión al ahorro, previendo la futura subida de impuestos. Pero no. La propensión al ahorro se ha mantenido estable, e incluso ha bajado un poco.

Irracionales hipótesis de un comportamiento más basado en la ideología y en la perfección matemática de una realidad económica que es más caótica y a la vez sencilla, de lo que muchos quieren reconocer. El juego de (tu piensas que yo voy a pensar que tu vas a pensar que…) no es realista.

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