En teórica económica, existe un pequeño teorema, que
inhabilita la capacidad del sector público de afectar a la demanda agregada. Es la equivalencia
ricardiana, enunciada por el conocido David Ricardo, en el siglo XIX.
Y aun hoy, ciertos economistas la acogen como elemento
central para afirmar que la actividad del gobierno en el freno del circulo
vicioso de las crisis no tendrá efecto a corto plazo.
Lo que supone el teorema es que, ante una subida del gasto
público (y del endeudamiento), los agentes económicos preverán que el gobierno
deberá subir los impuestos en el futuro (para bajar el endeudamiento creado),
por lo que, para poder pagarlos, bajaran su consumo presente. Así, el aumento del
consumo público, aun sin estar financiado en el presente, actúa como si lo
estuviera, frenando el consumo privado.
Desde luego, no hay por donde cogerlo. Pero en un marco de
“expectativas racionales” y de fundamentación microeconómica, los teóricos
pueden llegarse a creer de todo.
Hay dos factores que invalidan por completo la teoría.
En primer lugar, si el sector público no actúa elevando el
gasto, la demanda agregada baja, por lo que la probabilidad de que los
consumidores pierdan su empleo aumenta. La proporción de consumo que dejará de
consumirse (aumento de ahorro), por si en el futuro vienen vacas flacas,
aumentará más si una persona deja su empleo que si espera un aumento futuro en
los impuestos.
Es decir, la gente ahorrará más si espera que en el futuro
irá al desempleo que si espera que le suban un 2% los impuestos.
En segundo lugar, es muy iluso pensar que la gente va a
poder hacer una previsión certera y exacta de cómo subirán los impuestos en el
largo plazo, basándose en los planes políticos y públicos de corto plazo.
Básicamente, ni los economistas más listos pueden saber algo así, gente que ni
siquiera entiende lo más básico de economía no puede hacer nada en esos
términos.
Actualmente podemos verlo. Al comenzar la crisis aumentó la
propensión al ahorro. La gente dejó de consumir tanto porque el futuro se veía
negro (negro de por sí, no porque le fueran a subir los impuestos). Tras el
paso de los 2/3 años de endeudamiento del sector público, lo que cabria esperar
es que la gente (según esta teoría), hubiera aumentado más su propensión al
ahorro, previendo la futura subida de impuestos. Pero no. La propensión al
ahorro se ha mantenido estable, e incluso ha bajado un poco.
Irracionales hipótesis de un comportamiento más basado en la
ideología y en la perfección matemática de una realidad económica que es más
caótica y a la vez sencilla, de lo que muchos quieren reconocer. El juego de
(tu piensas que yo voy a pensar que tu vas a pensar que…) no es realista.
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