jueves, 25 de noviembre de 2010

Las dos ramas microeconómicas



En cualquier rama de la ciencia económica, hay muchas sub-ramas, muchas escapatorias para intentar estudiar la economía desde el mismo punto de vista, en este caso el microeconómico.

Cuando hablamos de un punto de vista microeconómico, nos referimos al estudio del comportamiento de los consumidores y las empresas, sus relaciones en el mercado y las consecuencias de estas relaciones, en un contexto estático, dinámico, axiomático, de política normativa o positiva, etc. Hay muchas posibilidades.

Aun así, hay dos grandes ramas de la microeconomía, muy diferentes entre si, que parten de conceptos similares pero con un desarrollo, a mi juicio, totalmente diferente.

En primer lugar tenemos lo que se denomina, “economía industrial”. Que incide más en el comportamiento estratégico de las empresas y la interdependencia estratégica que se crea entre ellas, es decir, el hecho de que lo que haga una empresa afecta a las demás.

En su base están los conceptos de poder de mercado, fallos de mercado, diferenciación de producto, modelos de publicidad, aplicación teórica del estado, etc. Partiendo de conceptos reales y evidencias empíricas en la vida real sobre la competencia de las empresas en diferentes sectores y como afecta eso al consumidor (vía precio, demanda, y calidad del producto), se modeliza el comportamiento y se estudia.

En segundo lugar, nos encontramos con lo que se puede llamar “economía del bienestar”. Que intenta axiomatizar el comportamiento del consumidor, haciendo basarse en conceptos puramente racionales, para llegar a crear abstracciones sobre las relaciones entre los mismos en el mercado. Basándose en el principio de Pareto, el cual no dice absolutamente nada sobre comparaciones que ofrezcan alguna posibilidad de debate, esta rama intenta buscar alternativas y vías de escape para hacer comparaciones que permita expresar de un modo u otro que, en definitiva, la economía es perfecta.

En su base, el consumidor es un conjunto de principios básicos del cual se dictamina su comportamiento. Tiene la capacidad de conocer toda la información sobre todos los productos y de hacer comparaciones entre los mismos y, en general, todos los agentes son precio aceptantes, es decir, nadie incide en el precio.

Cuando hablo de las bases, me refiero a lo más básico. Ambas ramas pueden complicarse mucho más, añadiendo factores cada vez más complejos, pero yo no puedo obviar el hecho de que una rama comienza desde un punto de partida realista (que intenta hacerse más realista cada vez), y la otra parte de una matematización irreal, que necesita de más matematización para hacerse hueco en la realidad.

A parte de que sus conclusiones, y su utilidad para la política económica es muy diferente.

Lo he estado buscando, pero no lo he encontrado. Alguien dijo “somos hijos de nuestro tiempo”, y quizás sea eso lo que en mi mente ha creado un halo de diferencia sobre dos ramas que me parecen antítesis procedimentales. Lo acepto y lo acato, ninguna es mejor que la otra. Pero si me dan elegir, prefiero la economía industrial.

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